lunes, diciembre 10, 2007

MENTIRAS DE MAYORES

El mundo no es redondo, aunque todo el mundo piense en una bola perfecta, pero es una de esas cosas, de las muchas que creemos como ciertas sin serlo.

A Eva, la manzana no le gustaba o al menos, nada de eso dice la Biblia, de tal manera que lo mismo pudo ser una cereza que una humilde ciruela.

Nadie es tan sincero como para decir siempre lo que piensa, porque entre otras razones, entre lo que pensamos y lo que se nos ocurre, suele mediar el tiempo reflexivo que nos acerca de verdad a lo que pensamos o sentimos.

El burro es uno de los animales más sensatos, sencillos e inteligentes (si esto se puede decir de un animal); es un insulto (para los burros, claro) decir “burro” al que demuestra su ignorancia.

Al contrario de la común creencia, Platero no entendía ni papa de versos y poemas; Troilo era desesperadamente aburrido, y Mumú, por mucho que diga Laly, solo entiende algún que otro guau, que no todos.

Walt Disney, por lo visto, era tan inútil dibujando como yo, lo único que se le puede atribuir es un espíritu comercial envidiable; artístico, nulo.

Los reyes magos de Oriente, ni eras tres, ni reyes, ni magos, ni se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, esa es una tradición muy mona, pero el Evangelio, solo habla de una especie de astrólogos, algo chalados; eso sí, por una idea “divina” (no dejen leer esto a los menores, aunque si lo leen, tampoco pasa nada).

Las mentiras más grandes de nuestro tiempo, provienen de la televisión, puro cartón piedra toda ella, tal y como los que suelen salir en ella. A la sala de maquillaje (digo la verdad) le llaman “la Virgen de Lourdes”, por los milagros que hacen.

Cuando alguien se enamora, lo que único que parece tener algo de importancia, por los cambios que se producen en el cuerpo, es la segregación de ciertas sustancias por parte de unas cosas que se llaman glándulas suprarrenales a impulsos neuronales, lo que pasa es que queda feo decir “te quiero con todas mis glándulas suprarrenales” y queda mejor, “con todo mi corazón”. O sea, como diría Sabina, Física y Química.

Todos somos hacienda.

Supuestamente, Jesús nace en el año 1 de nuestra era. Pues no, nació entre el 4 – 6 antes de él mismo. Además, seguramente entre los meses de abril y mayo. La fecha del 25 de diciembre se adoptó para sustituir, con toda la razón, la “fiesta del sol invicto” romana. ¿Qué sol más invicto que él?

sábado, noviembre 03, 2007

LO ESENCIAL

Hubo una vez un fabricante de chocolates, que proclamando su pureza, anunció: “Este sí que es un chocolate puro, sin cacao, azúcar y otras porquerías que anuncian los otros”.

No es un chiste. Desafortunadamente, lo que parece es. Una de estas cosas que suceden en nuestro mundo y que parecen salidas de un chiste, tal como hacen algunos que para anunciarse, promocionarse o venderse. Todos hemos caído en desustanciarnos, pero lo que asusta es que los que más lo hacen son los que aparecen como triunfadores.

Al paso de los tiempos, al crecer o decrecer, vaya usted a saber, vamos intentando depurar nuestras personas, pero lo curioso es que quitamos lo esencial para ir añadiendo superfluos mecanismos que nada tiene que ver con lo que llevamos dentro. Por eso, cuando uno conoce a quién ha sabido guardar el corazón de las bondades y las cualidades, parece que un aura viene a remarcar su rostro y alza sus pies del suelo con un andar como en nubes.

Encontrar un espíritu capaz de guardar en el envase de carne todo lo que le hace cordial (cordis, en latín es corazón), hace que uno se avergüence de haber perdido un poco el alma de niño. Ver brillar unos ojos, que no se sientan ridículos por no saber aguantar una risa o un llanto; escuchar palabras amables sin miedo a parecer cursi ... Por eso, el homenaje de estas líneas es para los que han sabido salvaguardar la ilusión, la sonrisa, el ángel con el que nacimos.

Hay otros que lo han buscado, no han cejado en el afán de encontrarse con ellos, se han recorrido el mundo y las personas, todas las circunstancias, algunas equivocadas, pero han sabido ver cuando lo han tenido que eso era lo importante. En ellas, la sonrisa es mucho más profunda; la mirada más dolorida pero tan limpia; sus pasos parecen cansados, pero solo son así porque intentan ir despacio, saboreando en el tiempo aquello que tanto les ha costado. Para ellos también, sirvan de homenaje estas palabras, porque su esfuerzo nos hace, a los pobres envoltorios de chocolatinas de los demás, retomar algo de esperanza de llegar …

Y es que en definitiva, el envoltorio del chocolate, aunque sea muy brillante o llenos de premio como cuando uno era pequeño, no lo hace mejor. Lo mejor, fuera de publicidades engañosas cuando no puro fraude, se esconde en la esencia; y si es verdad como dijo Saint-Exupery, que “lo esencial es invisible a los ojos”, se presiente, se siente o cuando menos se intuye.

Y a mí, que el chocolate me sigue gustando mucho (ahora sin azúcar, qué vamos a hacerle), me gusta con el mejor cacao. Y además no me importa que sea blanco o negro, con o sin leche.

sábado, octubre 06, 2007

ESQUILACHE

En el Madrid del XVIII, se produce un hecho histórico, bastante confuso, que fue el “Motín de Esquilache”. Más o menos, la justificación, huida y regreso del monarca español, se produce por la contrariedad que causaba a uno de sus ministros, el Marqués de Esquilache, el hecho de que los madrileños les había dado por una moda ultramontana de usar capa amplia y sombrero más amplio aún, el chambergo. Como el marqués pretendió modernizar no solo Madrid, sino también a los madrileños, con el pretexto de la seguridad pública, prohibió el uso de los antedichos y propuso la media capa y el tricornio. El hambre y la inflación hicieron el resto y casi todo, para que los madrileños se amotinaran, el Marqués fuese desterrado y el rey Carlos III, el mejor alcalde de Madrid, huyese de palacio con algún peso detrás.

La historia se escribe con anécdotas que muchas veces nada tienen que ver con la realidad. Sería cochambrosamente pesado repasar las guerras, para investigando, encontrar con que casi ninguna tuvo otro motivo que el poder, el dinero, y … la locura. Si uno repasa las grandes revoluciones, se da cuenta que apenas interviene eso que tan sonoramente se llama “el pueblo” y sí mucho la clase afectada por la pérdida de riqueza, o sea la burguesía. Si uno intenta desembarazar la verdad de los avances sociales, encuentra con que apenas queda poco más de un interés por el poder.

Carlos Marx, y es solo un ejemplo, jamás destinó el mínimo interés por la agrícola Rusia (los agricultores eran esclavos atados a la tierra, según él) y sí todo por la industrializada Inglaterra, donde pensaba que su pensamiento haría posible una auténtica “lucha de clases”. O sea que si como filósofo fue poco original (que le pregunten a Hegel), como profeta de cambios sociales, la cagó más que Rappel.

La verdad de las cosas, casi nunca aparece a la superficie, se queda flotando a medias aguas en milagroso equilibrio, para engañoso embeleso de los que nunca se atreven a profundizar, o bien de los que no pueden o no quieren, que de todo hay. Y si la verdad es como un enorme iceberg, lo que destaca por mínima verdad, aunque solo eso se vea, se convierte en una gran mentira.

Vivimos tiempos de cortedad mental, esfuerzo mediano y riqueza pobre. Nos medimos por tenencias, posesiones, mercantileos e imagen. Nadie sabe lo que mide la profundidad del hombre o la mujer, pero sí su torso; nadie indaga en la mente de los que lo rodean, pero todos saben si entras o sales; pocos se atreven con la introspección y el silencio, todo es hacía afuera y por alrededor.

El canon ha dejado de ser armonía y se ha convertido en medida. Así nos va.

Creo que nos vendría bien un Esquilache mártir para renovar esta podredumbre que aconseja mediar nuevamente el chambergo en tricornio. Pero sin duelos a muerte. Es preferible la risa y suscitar algo de cotidiana cordura. Aunque el Borbón de turno salga de estampida.

viernes, agosto 31, 2007

LO QUE ME GUSTA

He hecho un ejercicio de cosas que a lo largo de mi vida son sustanciales. O cómo diría cualquiera, mis favoritas. Y me he encontrado conmigo mismo en ellas.

Mi libro favorito, además del burrito Platero, llenaría una biblioteca con las obras de J.J. Tolkien, al que descubrí con veinte años, cuando no era tan visual como hoy; acompañarían los sonetos de Quevedo y muchos tomos de León Felipe. La Biblia (en muchas versiones) y El libro de la Vida de Teresa de Jesús.

Con Jacques Brel y su “Ne me quitte pas” abriría mi discoteca, pero sin olvidar a Joe Dassin y “A toi” por terminar con tanto francés, aunque quizás añada otro con “La quiero a morir“ de Francis Cabrel. En castellano, Mediterráneo y naturalmente, Paquito el Chocolatero. Ah, lo siento, pero me extasío con “Veni creator” también. Bueno me quedaría alguna de Migueli y todas de Edén, junto a Facundo Cabral.

Mi película es “Ciudadano Keine” hasta que descubra qué cosa es Rosebund, y si era Orson Welles el que comprendió la muerte como acicate de vida, o simplemente se lo reveló su inspiración, o sea el magnate. También recuerdo especialmente “El silencio de los corderos”, Bruce Willis (Las junglas) y la “Pretty Woman” que es Julia Roberts. De las españolas, aparte del genial “Bienvenido Mister Marshall”, poco, si acaso los nervios atacados de Almodóvar.

Un cuadro para mirar, sería pintado por Velázquez, el paisano Naranjo o Antonio López, aunque últimamente, me ha enamorado Isabel Guerra y su paz. Un cuadro de Naranjo, con Musa al medio, me hizo marearme y esa sensación-emoción ha hecho que me aproxime sin miedo a la pintura. Recobraría alguno de Dalí que para eso era también un genio.

Viviría muy tranquilamente en San Sebastián y me iría a pasear Sena abajo a París. Pasaría calor en Sevilla y cantaría (si mi oído no fuese una alpargata) una canción de ronda en Madrid.

Y un perfume de jazmín o de azahar. O la tierra recién mojada cuando la lluvia es en verano tras muchos días sin sentir su frescor.

Y la luz del atardecer en Badajoz, mirando río abajo, camino de Portugal, cuando el sol, tan enorme, se oculta “lusamente”, o lentamente, que es más correcto, ¿no?

Son muchas y mi memoria corta. Y cuando comencemos nuevamente el día, tendría que volver a llenar folios y folios y no me da para más este mes. Acaso otro mes lo intente, si el alma se pega al pasado o el futuro se lanza a soñar con colores nuevos, sensaciones y sueños.

Ah, por si acaso, siempre me han gustado las rosas, esas que parecen de terciopelo rojo. Los libros que saben a vida y bondad, los poemas llenos de ternura y una pizca de ironía, los helados (ahora sin azúcar), el café de Colombia y del cerdo … hasta los andares.

sábado, agosto 04, 2007

DE LA MIRADA Y LOS SILENCIOS

Normalmente, comenzaría con aquello de Becquer, “por una mirada un mundo …”, pero me temo que agoto muy rápidamente las dosis de poesía de cada mes. Así que no, por una mirada, nada de un mundo, solo la vida misma.

Porque es la vida la que se nos derrama por los ojos. Y no solo por los acuosos órganos de visión, sino por la mirada de las palabras, de los gestos, de los silencios … Sobre todo de los silencios. Lo que habitualmente decimos, no es lo que queremos, sino lo que no tenemos más remedio que decir, porque nos duele, porque nos revienta por todos los poros del cuerpo, porque es gozo, alegría, desesperación, angustia o simplemente, lo que sentimos … en silencio.

Y si, la mirada siempre es la misma, solo cambia en los gestos que la acompañan, y mejor que no la acompañen gestos, solo silencio, así podremos escucharlo mejor.
Escuché hace poco una canción de un dúo llamado Kiko y Shara, que decía más o menos: “paso de palabras” (por lo visto era un disco ya pasado, no el que está de moda). A eso me refiero. Las palabras pueden estorbar si se trata de decir, de mirar, de admirar, de amar. Claro que los que vivimos más abajo del tejado de los espíritus, las necesitamos. Escribirlas, decirlas, grabarlas en piedra … o en el corazón. Por eso unos son capaces de tener a Dios atado en una experiencia más allá de toda materia (los que viven sin vivir en ellos) y otros nos tenemos que conformar con experimentarlo en carne. Es que Dios es amor.

Desde la mirada he aprendido a leer, por eso me encanta observar. Desde los silencios aprendí a suspirar por encontrar razones, por eso, a veces, no lo soporto. Soy de los débiles.

Y podemos leer a todos los hombres, aunque nos fijamos en aquellos que, como El Principito, nos domestican, con esa manera inexplicable del beso de las almas, del encuentro amoroso, sexual o amistoso, cordial o pasional; y podemos escuchar todos los silencios, pero solo suspiraremos por aquellos que en nuestra sintonía, hacen vibrar las membranas de nuestro espíritu, dispuestos a colgarnos de su sonrisa o de su caricia, de su mirada al fin. El silencio y la mirada, la mirada y el silencio en una amable alianza que nos ata a amigos, a amantes, a los hombres y las mujeres que configuran nuestra vida. Alguno incluso dice que le habla el perro que con ellos descansa junto a sus pies.

Y llevamos atados a nuestro cuello tantas miradas y tantos silencios, que cuando reconocemos alguno similar nos da por recordar otras y otros; y echamos la mirada atrás o la levantamos hacia arriba, con aquel símil de Cielo arriba, Infierno abajo, para buscar lo que perdimos o que no somos capaces de recuperar, aunque estén.
En un segundo la vida se agranda, basta una mirada nada más; en un solo diálogo te van a conocer; en solo tu mirada o en tu silencio te van a encontrar.

Feliz Encuentro.

domingo, julio 08, 2007

EL HISTRION o LA HISTRIONA

El término exacto para definirlo sería histrión. Es decir, individuo que necesita hacer ruido para hacerse notar. Habitualmente, viene generado por algún problema de comprensión de su propia existencia o circunstancia. El/la histrión/a, tiene además, connotaciones de psiquiatría que hoy no se explican sin un buen diagnóstico clínico, pero que en realidad y de forma práctica, pocas veces puede ser diagnosticado, entre otras razones, porque todos estamos algo “tocados”. Además la primera acepción de la palabreja, hace referencia al actor griego, de carácter cómico que exageraba la actuación, con lo cual, no se sabe bien si el histriónico lo hace por función anímica o teatral. Por cualquiera de las dos, hay que entenderlo/a como anímicamente inválido (por otro lado, como cualquiera, todos tenemos alguna tara).

El problema del/la histrión/a, es que comienza a parecerle gracioso/a y termina creyéndolo. Y la verdad, tras el primer contacto, donde la curiosidad puede al dolor de cabeza posterior; si escribe, a la incontinencia verbal de tacos que provoca en el que lo/a lee, lo que sobreviene es un incontenible deseo de que aprenda a refrenarse. Imposible. Pero en la comedia griega, sobre todo en el gran Aristófanes, lo que en principio era tragedia, al pasar por el proceso de exagerarlo, pasa a ser bufa, comedia. En el/la histrión/a, ocurre al contrario, lo que considera gracioso, lo convierte en una tragedia. Y lo curioso, es que él/ella no se da cuenta, es más, cuanto más defenestrado por la atención pública, más se empecina en llamarla. Al final, como en un principio gustó la miel del aplauso, al no generarlo, acentúa más su mácula mental. Simplemente, resulta insoportable.

Hay que hacer un pequeño inciso. El histrión no tiene nada que ver con el bufón, que siempre ha sido querido, porque el bufón siempre interviene con la aquiescencia de todos, o al menos de la mayoría, y a pesar de que puede ser casi ofensivo en sus bromas o bufonadas, esa es su misión. Al histrión/a, nadie le pide opinión. La da, aún cuando no le interese a nadie, o mejor todavía, la da jodiendo. Nadie le pide la gracia, nadie le pone en el centro, nadie le pide el ruido. Pero todo ello, lo hace.

La tragedia del histrión/a, viene dada por su necesidad, casi imperiosa de relevancia social; ahí radica su problema. Lo que debería haber sido un sueño a realizar, se le convierte en una pesadilla. La edad, además empeora la situación, porque los años provocan soledades no resueltas, no aceptadas y la noche, otrora cómplice, se convierte en enemiga suicida, dispuesta a comerse el tributo debido en vacío. Sí, ese comienza a ser el sentimiento o el problema que acucia a nuestro/a referido/a, la vaciedad, o mejor dicho, para dar más connotaciones que lleven a la comprensión, la vacuidad, que es un concepto mucho más aplicable antropológicamente hablando.

Como alguno/a, probablemente retratado/a o no (vete a saber), estará despotricando (o no) y pensando en mí como un funesto encopetado o creído, estúpido majadero, les recomiendo un poco de sano ejercicio: autocrítica. O sea, imposible para el/la histrión/a.

Se admiten comentarios en www.cronicasdeunpueblo.com. No responderé.

sábado, junio 02, 2007

MEMORIA HISTORICA

Si uno se pone a mirar las hemerotecas de hace cuarenta años, especialmente las de medios más adeptos al régimen anterior, se puede comprobar cómo muchos de los que ahora reclaman (bueno ellos no, sus dirigentes) la memoria histórica, relumbraban cara al sol con la camisa azul (y su canesú). Hay algunas especialmente memorable, como aquella de cierto director de cierto medio de este “país” que dicen antes se llamaba España, que fue el último encargado de la censura oficial y que ahora, en virtud de su misión profética como gurú de la izquierda redentora, apalea moralmente a la derecha, por no querer dicha revisión de la historia, llamada memoria.

No se puede tener memoria histórica, se tiene memoria y punto. Si se le pone el calificativo de histórica, ya vamos por mal camino, porque pretenderemos hacer historia con el recuerdo y eso no es legal hablando intelectualmente; no podemos ser selectivos porque haremos una composición mentirosa.

Por eso, el concepto de memoria histórica, no sirve. Además los revisionismos, que es a lo que se quieren referir cuando hablamos de memoria histórica, ofrecen muchas dudas de idoneidad de pensamiento. Es más, se convierten casi siempre, en pura media mentira, o media verdad, que dicen que es la mayor de las mentiras.

He visto documentos de las Vegas Bajas, de Montijo, con fotos parecidas a estas que planteo, con aquel ceniciento colorido, filtro de los días pasados. Me parece que la memoria histórica, si se hace convenientemente, es decir, si dejamos la pamplina de la “histórica”, nos daría mucho divertimento. Imagínense ustedes lo que puede esperarse, si podemos encontrarnos a muchos con “porte” del fascio, con su camisita azul (y su canesú), su yugo y sus flechas, su brazo levantado en armonía joseantoniana … Incluso me imagino su nivel de notas en aquella famosa Formación del Espíritu Nacional (para quién no tenga memoria, era algo así a lo que ahora quieren llamar Educación para la Ciudadanía, o sea, catecismo laico), pura doctrina de los fueros, sindicalismo vertical, doctrina seudocatólica, filtro de documentos …¿Se imaginan lo que nos podemos encontrar si sacamos todo aquello? ¿Se imaginan de donde podrían venir muchos recursos actuales? Me refiero a dineros y posesiones. A ver si alguien se atreve algún día a revisar con fotos, la “ominosa” (que diría un filocomunista de los 70) en el atrio de San Pedro de Montijo. He visto algunas y no tienen desperdicio.

Como la revisión histórica dará mucho que hablar, les evito la revisión de la mía, casi “historieta”, porque mi maestro don José, aparte de un fenómeno como enseñante, pasaba como buen liberal (de aquellos condenados por varios papas) de historias políticas y clericales; jamás nos enseñó nada de canciones (cantaba muy mal) y siempre nos dejaba en la puerta de la iglesia cuando era obligatorio entrar (para nosotros, que él no recuerdo que pasara nunca). Lo de mi familia …, estuvieron en el lugar equivocado en el momento peor y gracias a ello, yo estoy en el mundo.

Pero a mí no me interesa lo que pasó. Ni siquiera por pedir cuentas, porque soy el resultado de aquello.

Vamos a dejarnos de zarandajas y a invertir en futuro. Gracias a Dios, hemos dejado las revisiones, pasemos al futuro. Y si alguien quiere revisar, sería interesante que cada uno mirara su pasado familiar, no sea que aún le queden restos de trapos azules, de yugos y flechas, de carnés amarillentos con sellos en relieve en algún rincón del armario de su historia. Modernidades apartes, lo que se mama dicen que nunca se olvida.

sábado, mayo 05, 2007

DE LA AMISTAD II

(A Cris, que lo lee por internet y seguro que le gusta)


Si hace un par de meses hacía (bueno, intentaba) una disección de por qué muchos comportamientos juveniles, parecen auténtica falta de amistad, ahora nos vamos a fijar en esos que llaman adultos.

Normalmente, desde la perspectiva de un cura que predica eso del amor a todos, la amistad es casi una afrenta a la humanidad, pues manifiestas el amor solo a unos pocos (poquísimos según dicen), y además de forma discriminatoria. En realidad, eso es porque nos equivocamos de una manera total, cambiando el sujeto por el objeto. Me explico. El amor es una manifestación total, que incumbe a todos los ámbitos: social, familiar, laboral, lúdico, comunicativo … Es el mismo amor, manifestado de formas diferentes. Por eso, el amor no discrimina, se manifiesta de forma diferente; amo al amigo, al hijo, al esposo, al compañero de trabajo, a mi mujer …, y se lo manifiesto de manera diferente. Seré mucho más explícito con unos y mucho menos elocuentes con otros. Lo cual me llevará a diferenciar la manifestación del amor, no a diferenciar el amor. Desde ahí comencemos a discursar sobre la amistad.

El amigo, pues no es más que el objeto de mi amor, entendido como amor universal, de tal manera que no solo no me impide otros amores, sino que tiene que corroborarlos. Como a estas alturas de la peli alguno dirá: “pamplinas”; si no otra expresión más gruesa, habrá que puntualizar que la amistad se convierte en escuela vital del amor debido a todo. Incluso a las piedras. Jamás tendrá amigos aquel que discrimina a otro; porque ante cualquier circunstancia discriminaría al propio amigo.

Es verdad, que buscamos la compensación, amo y me siento amado. Soy amigo y me corresponden la amistad. Pero esa es la consecuencia: el que ama es amado. ¿Y si no te corresponden? Ah. Pero … ¿Si no me siento amado, no amo? Alguien dirá: NO. Pues vale, pero si se espera la reciprocidad, no es amor, sino comercio. Do ut des, que dirían en latín.

No; el amor se da, se regala, y comienza uno pareciéndose al Dios cristiano, que crea por amor, que regala por amor, y que no consiente nada a cambio, entre otras razones, porque no lo necesita. Así que amigo es aquel que regala y se regala, manifestando el amor en aquello que el otro necesita.

“Pero mi amigo se llama Pepe”. Claro, él es la expresión del amor que das a todo. Pero si tu amigo Pepe te hace soportar discriminar, es que no es tu amigo, ni tú suyo si aceptas. Solo os asociáis para divertiros, apoyaros en el trance de vivir, para la barbacoa, para el fin de semana, para visitarlo … Eso no es amistad, volvemos a la sociedad societaria.

Uffff. Necesitamos aprender a amar. Necesitamos aprender a ser amigos, que no a tenerlos.

Aplicando lo general, tendremos que escapar del silogismo final al que llegamos todos: entonces es imposible. No, porque no lo tendremos nunca hecho, evidentemente. Será siempre una escuela de amor, la vida. Y solo aprobaremos bien el examen al final, cuando como decía Juan de Yepes (más conocido como San Juan de la Cruz): “nos examinen del amor”.

Hasta entonces, seamos bueno alumnos.

miércoles, abril 11, 2007

LAS FOTOS

Ahora que ya han pasado los días más furibundos de la última polémica, con motivo de las fotos de Montoya (que rima con … jili…), pues a uno le dan ganas de decir unas cuántas cosas. La primera está clara, que la polémica viene de antaño, es decir de hace 4 años, más o menos; cuando al susodicho fotógrafo (lo de artista le queda muy grande), se le ocurrió publicar, no exponer, sino publicar un libro con los dineros de todos nosotros, y al consejero de cultura no se le ocurrió nada mejor que prologarlo, tal como si a mí me invitan a prologar un kiosco de ranas. O sea, se buscó un negro por lo que sé.
Cuando el libro (más bien atentado al buen gusto) comenzó a conocerse, y comenzaron a aparecer públicamente las fotitos del Montoya (que rima … con lo que pensaba usted antes), y ante el vocerío consecuente con la metedura de pata del consejero, los mandamases con el mandamás Ibarra a la cabeza, pide disculpas y todas las explicaciones posibles a quién había que pedírselas y todo acaba ahí.
Esa es la historia, más o menos, tres años ha.
Pero hete aquí que desde un partido político (todos son muy dados a estas cosas que referiré), viendo la posibilidad de entrar al saco en determinadas políticas, y sin importarle para nada que era ya un episodio olvidado, vuelve al tema, para dar por las narices al ya mencionado consejero, que aspira a ser alcalde de Badajoz (ya se sabe que raramente se jubilan los que han probado las mieles del poder, y los que se jubilan se van con un poderoso estatuto …). Y mira por dónde, lo que no les importa un carajo, la ofensa hecha, la vuelven a situar en el ojo del huracán, dispuestos a arrollar al susodicho ahora candidato. Y se escandalizan, con el escándalo del fariseo.
De todo lo anterior, se deducen unas cuantas cosas:
La primera es que el artista antes conocido como Montoya (ahora rima con apellido), no es artista, sino técnico provocador, vividor de presupuestos. Artista es Ouka Lele con sus increíbles madres (alguna a pecho descubierto).
La segunda que nuestros prebostes lo son, porque siempre reaccionan aguas atrás, sin mirar hacia delante, cosa que sería muy conveniente, para tratar de no tener a los conducidos abocados a darse una leche contra las rocas, porque el conductor está distraído o con negro al timón.
La tercera es tan sencilla como seguir mi razonamiento hasta ahora. Y es que el partido popular y el partido socialista y todos los que forman la partitocracia de esta pseudodemocracia, pasan olímpicamente de nosotros, nuestra sensibilidad, nuestros pensamientos y todas las cosas que nos importan.
Y no es que haya nadie mejor que nadie. Si al menos hablásemos de personas … Pero nos hacen votar unos entes que no tienen apellidos, ni madres, ni hijos … No, por eso pasan de lo que pensemos o si nos duele o no una provocación. Pasan de nosotros. Y esto no ha sido más que un síntoma de todo lo que viene pasando en, vuelvo a repetir, esta pseudodemocracia.
Ahora, los píos defensores del voto, decidme que no está bien lo de pasar de ir a llevar una papeleta, en la que por cierto no puedo ni tachar un cuadradito a una urna… (los puntos suspensivos han sido hechos con un cierto ángulo en mi codo). Listas abiertas, ya.

lunes, marzo 05, 2007

DE LA AMISTAD I

Vivimos una época de la historia, en la que a poco que se la recuerde, que no se la recordará mucho, me parece, será la época de la in-ilustración. El borregueo, ya previsto en algunos manuales educativos-políticos, está haciendo mella a golpe de Hollywood y televisión, Eso (o E.S.O.) y libros de textos, música, videoclips y móviles. En realidad, a golpe de la dejadez social que ampara el mal gusto y la decadencia social. O sea, nada nuevo bajo el sol, … esto se ha repetido muchas veces en la historia de la civilización occidental.

Nada que me duela especialmente, lo juro. Más de una vez he dicho que me importa un pito que esto se vaya al garete, que se va. Otros vendrán que renovarán la sangre social y cultural.

Pero si hay algo que me molesta es el menoscabo de ciertas cosas. La más el concepto, la realidad del amor. Y dentro del amor, la forma que llamamos amistad. Sí de eso me lamento.

Porque es verdad que no hay amigos; tan alto concepto que en su día originó estudios maravillosos, aunque digan que idealistas, pero que nos enseñaron cosas muy importantes de las relaciones humanas.

Porque no hay amigos, ahora. Solo socios. Ya no se quiere, se pacta.

La amistad se ha convertido en un auténtico negocio afectivo, que la ha convertido en simple sociedad. No hay amigos, sino asociados. La evidente confluencia de intereses lleva a la gente a hablar de amigos, y la no confluencia al enfrentamiento con el contrario.

Si yo contara que hice amigos a base de auténticas confrontaciones, algunas hasta físicas y no es broma; que mis intereses personales, culturales u ociosos, casi nada tiene que ver con los de mis cercanos, salvo contadas excepciones, probablemente dirían que apenas tengo amigos (yo que presumo de muchos). Pero es que el contenido se ha vaciado de afectividad y se ha mercantilizado en la sociedad. Evidentemente, a la mayoría les sonará a literatura adolescente setentañera, pero a mi me suena a pura verdad concerniente y alrededor de una cierta madurez, que yo no quise, pero que asumo con sobriedad.

A rebufo de la velocidad del tiempo, solo interesan aquellos que nos suplen ciertas carencias, la mayoría desgraciadamente tienen que ver con la problemática social, familiar, económica; incluso, en los más jóvenes, de los traídos y llevados “gadgets” (cacharros) que rodean la habitación de cualquier púber o adolescente, cada vez más alargadas las épocas de la enfermedad juvenil.

Y si solo hay socios, ¿qué hacemos con el vacío que deja en la educación afectiva la amistad? Pues hay que echar mano de la risa sobre el más débil, que lleva al desprecio y al maltrato, para congraciar al socio. Hay que echar mano del deseo de lo último, despreciando la solera de la palabra amiga y de la sabiduría adulta o anciana. Hay que echar mano de la risotada y de la palabra malsonante; del lenguaje supuestamente altivo, pero que deja entrever cómo se desangra el alma en cada vez más complejos sicosociales.

Necesitamos cuanto antes una auténtica labor educativa afectiva. “Auténtica”, remacho. Que tenga que ver con el afecto, y no solo con el sexo. Mucho me temo que lo que necesitan los que se educan es … amistad. O mejor dicho, amigos, que no socios.

viernes, febrero 02, 2007

SABADO EN LA MAÑANA

(Para algunos pequeños que leen esto cada mes y que dicen que ni con diccionario entienden)

Carlos no había comprendido muy bien el por qué de la salida tan temprana de sus padres, que normalmente los sábados, se levantaban tarde, y sólo salían de casa, tras hacer una “super-mega limpieza” que decía su madre en el salón, la cocina, su propia habitación y algunas partes más, incluido el cuarto de baño. El se lo encontraba reluciente, cuando lo despertaban, para sobre las doce, salir a hacer la compra “semanal” y comer con los abuelos en la otra parte del pueblo. Tampoco se había dado cuenta de lo grande que resultaba su pueblo, porque apenas podía visitar el parque y alguna casa cercana de un par de amigos. El teléfono tampoco le daba muchas pistas más. Ni siquiera pensó usarlo.

No era capaz de pensar tampoco en otras muchas cosas, cuando se dio cuenta que su hermano mayor tampoco estaba, ni siquiera el perro, “su mejor amigo” que le decía a su madre cuando llegaba del cole. ¡Lo habían dejado solo en casa! Podría ser una buena noticia, porque tenía a su disposición, la consola, el ordenador, la tele, el video… Pero solo sentía tristeza al comprobar que lo habían dejado porque habían prescindido de él. Solo era eso. No habían querido contar con él. La tristeza fue entonces una náusea sin vómito, un repentino dolor de barriga, una especie de vértigo que no controlaba. Se le disparó la respiración y nada daba igual.

En la cocina, donde había terminado los deberes en la noche anterior, para tener libre el fin de semana, encontró su cartera. Nadie había limpiado y el reloj marcaba las doce. No supo donde mirar más. Recogió sus dos pequeños diccionarios, regalo de sus abuelas, uno de inglés y el castellano y supo que debería abandonar la casa. Si podían prescindir de él, no era lo peor del mundo desaparecer. Intentaría llegar a la casa de la abuela María y el abuelo Juan, porque los tíos ya no residían donde nacieron y los otros abuelos estaban a mucho tiempo de allí, aunque para su padre solo era un ratito de coche, cuando le pedían dejar los “dibus” para ir a verlos.

Cogió de la mesilla las llaves que su madre le dejaba en las cortas ausencias para ir a hacer un pequeño recado; abrió la puerta de la casa, aunque antes tuvo la tentación de escribir un pequeño adiós. Al final decidió que si nadie le había dicho nada, tampoco él lo diría.

Cuando esperaba el ascensor no escuchó el teléfono de su casa que sonaba. Y mientras entraba en lo que él llamaba de pequeño el “sénsor”, comenzaron a caerle dos lágrimas por la cara, silenciosas, aunque clamaban a gritos llamadas de socorro a sus padres. No paró hasta abajo, al mismo tiempo que tampoco lo hacían las dos pequeñas cataratas que descendían por su cara.

Alguien abría la puerta del portal con mal genio y dando voces que no entendió. Cuando encaró la puerta, “Coli”, su perro se abalanzaba sobre él. El vecino le decía riendo, que el perro estaba como loco dando manotazos a la puerta, qué donde iba con la cartera, que era sábado … y algo más que no entendió, porque Coli, de eso se reía el vecino, lo había tirado al suelo, mientras él abrazaba al chucho. Ya tenía compañía en su aventura. Perdió la noción del tiempo entre los mimos del perro a él y la reciprocidad del cariño. Solo se dio cuenta de lo que había pasado, cuando su padre apareció, imponente, su madre nerviosa y su hermano risueño. Ya solo escuchó: “mira, si ha vuelto solo, después del susto que nos ha dado”. Solo comprendió que “Coli”, en un descuido, había escapado y que todos habían salido a buscarlo; que estaban preocupados por si se despertaba antes de llegar ellos; y que su hermano, como siempre se reía de lo tonto que era, pensando que los sábados había cole.

Subió con ellos, en silencio. Se alegró de no haber escrito nada de despedida y solo presintió un pequeño reproche, cómplice, en su padre que lo miró fijamente, para decirle … “bueno, al final esta semana no haremos el limpieza … querías ir mejor a casa de los abuelos … ¿no?”

viernes, enero 05, 2007

ARCANOS

Hice en alguna ocasión un test para ver cuantas palabras utilizaba normalmente, o entendía con cierta facilidad. Mi media fue buena, o mejor mas que buena. No es una ciencia infusa, así que lo tengo que remitir a la gratuidad que me ha concedido la vida con personas que han hecho posible que uno no se deba considerar un analfabeto funcional. Mi conocimiento de las palabras y su compresión es lo correcto para una persona con mi formación y edad.

De todo lo anterior quiero deducir que lo mismo que entiendo, expreso. Y ahí es dónde comienza mi duda. Porque no. Y no es cuestión de ciertas malas conductas intelectuales (por ejemplo, que pienso muchísimo más rápido que me expreso), sino más bien de una auténtica mala conducta intelectual-moral (o sea que mi intelecto es muy egoísta, que no tiene en cuenta que dentro de mi pensamiento y cons-ciencia, solo entro yo). Por eso, cuando me hablan de dialogar intento hacer un esfuerzo para que me comprendan (vamos que cojan el ritmo de mi pensamiento), pero desisto inmediatamente casi siempre, porque no lo consigo. O sea mi inteligencia supuesta, se deshace como azucarillo ante el líquido de la comprensión ajena. Y esto me apena. Solo me reconforta, cuando algún amigo en lo intelectual, siguiendo mi línea de pensamiento me rechaza con argumentos o me acepta igualmente con ellos. Eso gratifica y te invade una tremenda tranquilidad: no estoy loco. Si alguien me comprende intelectualmente no estoy tan solo. Nietzsche no parecía tan gilipollas cuando Wagner le consolaba con su música, y se volvió loco cuando el que él creía su amigo, dobló su rodilla “ante el crucificado”.

Como esto comenzó como una exaltación de los conceptos comprendidos, habrá que reconocer al mismo tiempo que tal como ocurre en la sabiduría, cuantos más conoces, muchos más ignoras; axioma elemental para sabios, y tremenda tontería para el necio. Ya lo dije al principio: lo que sé, lo sé porque me lo han regalado. Me habría costado todo el dinero del mundo y muchísimo más y miles de vida que no voy vivir (yo como Joaquín Sabina, tampoco creo en la reencarnación); así que siendo justo, soy uno de los mortales que se siente agradecido a las cientos de personas que han contribuido a esta, para mí muy importante faceta personal, ya que me divierte como nada en el mundo el conocimiento, la capacidad de juego con las palabras y los conceptos; y me hace pasar horas muy gratificantes con la poca, pero al mismo tiempo intensa felicidad, de entender lo que leo, escucho o veo. Y disfrutar. Disfrutar con ese disfrute, muy epicúreo, muy sensual de aprehender secretos de las cosas en sus conceptos, ideas y elementales significados. Estos son mis arcanos de la vida. Probablemente no sirva para mucho, ya lo sé. Pero satisfacen … hummmm … ¡ cómo satisfacen !

A estas alturas del escrito, probablemente muchos hayan dejado de leer, porque este tonto se ha puesto intelectual sin serlo. Pues sí. Pero no vean como estoy disfrutando incluyendo pensamiento en las palabras. Así que termino con imposible e imprevisible final de toda esta parafernalia.

Un buen diccionario conceptual, buenas lecturas, inteligentes compañías, incluso ahora la imprescindible wikipedia, dan muchas más satisfacciones que todo el premio gordo de la lotería.

A mí me tocó la lotería y me toca con todas las personas que en sus palabras transmiten, aún sin saberlo, los arcanos de la vida.

Nota: en Negrita, las consultas recomendadas en diccionario conceptual.