Mentimos casi por necesidad. Aunque no sea necesario. Pero desde pequeño te comienzan a decir: "eso no se dice", por mor de ciertos convencionalismos sociales. Además, para la mayoría, la mentira forma parte de sus vidas de la misma manera que la comida. Es más, estoy convencido que sin la mentira, nuestra forma de vivir y de relacionarnos, sería insufrible, tal y como se nos ha organizado la existencia; socialmente, la verdad está desterrada para intentar que la supervivencia funcione. De tal manera esto es así que hemos inventado algo que se llama "buena educación" que proviene de esa forma habitual hipócrita de vivir. También hay que decir que la "mala educación", es también mentira, porque es tan insufrible que nos aboca a otra mentira referente a comportamientos contrarios, que no alternativos.
Comenzamos mintiendo desde pequeños, de la misma manera que nos habituamos a convivir. Por eso, el niño considera habitual que pueda mentir, lo vive, lo sueña, lo repite. No queda inocencia desde el mismo momento en que se nos reprime decir que odiamos a nuestro padre, que nos quita el don más preciado, la madre. Cuando pasamos al estado contrario, nos imaginamos al dios en figura paterna, para consolarnos de lo poco que somos. Cuando queremos darnos cuenta, la mentira se ha convertido en nuestra sombra.
Pasamos nuestra adolescencia y juventud, preocupados y ocupados en buscar al "alter ego" en figura sexuada, pero nos reprime de tal manera no poder realizar nuestros sueños (eróticos o afectivos), que incluimos la gran mentira de la afectividad, y solo queremos aquello que nos quiere. Los bandazos son estruendosos, pero nos consuela que todos lo hacen. Además es insufrible (nuevamente la frustración) ver cómo nos rechaza la vida. Durante años he comprobado como los lunes son los días más mentirosos de las semanas, en los adolescentes y los jóvenes, porque cuentan sus ilusiones y no sus fracasos.
Y en la madurez inmadura, comprobamos que lo que nuestras ilusiones empujaban, es irrealizable, porque nos hemos creído ya todas las mentiras, y comprobamos que la existencia consiste en con-formarse con lo que la realidad nos deja. Comienza la rueda de hacer que otros se crean las mentiras que hemos construidos. el desfase de lo que hemos querido y a lo que hemos llegado, es tan preocupante que aparecen los primeros síntomas de una esquizofrenia personal, familiar y social tan tremenda que para defendernos, nuestras mentiras comienzan a ser increíbles, solo que ahora, todos están tan preocupados de mantener las suyas que difícilmente alguien nos lo echará en cara.
El periodo mas veraz, comenzará siendo la "tercera edad", pero ya, como diría un anciano y venerable señor que conocí "... pa leches".
Así que, para entretenerme, divertirme y reírme muchísimo, he inventado el juego de mis verdades y mis mentiras, unas me harán reírme de mí mismo y las otras, me ayudarán a comprobar que los que me rodean, en el fondo no van a ser más felices que yo. He decidido que no me mentiré y si puedo, sí, yo también miento, por virtud de esa convivencia, tampoco mentiré a quién esté dispuesto a querer la verdad.
Una última consideración: cuando alguien diga: yo siempre digo la verdad ... decidle de mi parte, que es mentira, como mucho dice lo que se le ocurre, que no tiene nada que ver con lo que piensa y siente, y muchas veces, solo es ... justo lo contrario. Besos, queridos.