Poco más de un 43% de los ciudadanos de este país (lo de los demás, creo que fue peor) han votado en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo. Un parlamento del que depende bastante de lo que va a ser el futuro de los ciudadanos y ciudadanas (no sea que se me enfade Aido), pero por lo que se ve, nos trae al pairo. Eso es lo que cabe deducir …
Pero yo creo que no. Lo que pasa es que como pasa en las elecciones nacionales, los políticos y las maquinarias partidistas, han puesto piedrecitas en las ruedas dentadas, para que nos importe un bledo, ya a la mayoría, sus tejemanejes y martingalas.
Porque el Parlamento Europeo, ha terminado por ser un ostentoso cementerio de elefantes, donde las grandes figuras (es un decir) ya ajadas por el paso por el poder, duermen el sueño de los justos, eso sí bien arropados en sueldos, dietas y casas y viajes “free” (o sea, gratis).
Tan es así esa sensación que visto lo visto, aunque sería lógico, negar los resultados por falta de “quórum”, nadie ha protestado; ni siquiera se han preguntado el por qué de tan baja participación, sino que todos se felicitan por lo que han conseguido (nadie pierde unas elecciones), y los elegidos, me imagino se relamerán de gusto, sabiendo lo que les viene en estos cinco años, hasta que haya que repartir tarta de nuevo.
Los setecientos y pico parlamentarios nos cuestan un buen pico, además de las chorradas añadidas (¿se acuerdan del famoso techo?) que quitan dinero a los contribuyentes. Es verdad que gracias a la UE, hemos sido capaces de hacer muchas cosas en nuestra región, pero es verdad, también que poco a poco, nos costará más, porque ya no estamos en la cola, hay otros que nos han quitado ese lugar.
Ya tenemos colocados un número de diputados, que se han disputado un lugar en el Parlamento Europeo. Y ¿ahora qué? Esperen y verán cómo los franceses siguen manejando el cotarro en la agricultura, los alemanes en la industria, los países más al norte, la pesca, y lo demás … ya veremos, porque alguno de los emergentes y de los inteligentes, comienzan a sombrearse al sol de la Europa Económica.
Ah, por cierto, este invento de Europa es muy gracioso, al menos los Estados Unidos de Norteamérica, tienen en común el idioma. ¿Me quieren explicar que tengo en común yo con un finlandés? (aparte del genoma, claro, que también comparto con un japonés)
Evidentemente, no voté … pero es que tampoco me va esta idea europea que solo ha conseguido quitar fronteras y darnos un metal común, que llamamos (¡qué dechado de imaginación!) euro.
TAREAS DOMÉSTICAS
Hace 1 semana