En el desierto del Kalahari, en Africa, hay un pueblo, o mejor una comunidad de pueblos que se denominan “San”, que según los científicos, representan los ancestros de lo que hoy conocemos como “hombre”. Es decir, tras analizar la cadena genética, se ha llegado a la conclusión, que son el resto auténtico de los aproximadamente 2.000 hombres que dieron lugar a la humanidad moderna.
La explicación de que este resto diera la posibilidad de que el hombre moderno sea como es, a partir de solo 2.000 individuos, que por inteligencia, sobrevivieron a una catástrofe provocada por un volcán que destruyó y arrasó toda vida hace 74.000 años y al cambio climático que provocó, viene dada, por lo que se considera el germen de lo que de verdad nos hace humanos: la posibilidad de la abstracción e imaginación que dan lugar a la creatividad.
Para resumir este lío que he intentado presentar: hace 74.000 años, un volcán destruyó los primeros indicios de humanidad conocida, “el homo sapiens”, que tenía como especie, pocas posibilidades de progresar, porque a pesar de utilizar el cerebro, no conseguía evolucionar hacia un sistema de comunicación (lenguaje), ni a una capacidad de abstración suficiente para el progreso. De esa destrucción de la “primera humanidad”, salió un grupo de individuos, de los que nos restan los “San”, que resultaron ser los más inteligente y que supieron desarrollar un sistema de comunicación, un lenguaje (el lenguaje San se caracteriza por chasquidos con la boca, lo cual revela su antigüedad) y lo que es más importante, fueron capaces de desarrollar la capacidad de abstracción y comenzar a dibujar esquemáticamente, desarrollando la más importante de las capacidades humanas, la creatividad.
Tras intensas aventuras humanas, se desparramaron por todo el mundo, dando lugar a lo que conocemos hoy como la especie humana. De tal manera esto es así, que todos los hombres de todas las razas, venimos del mismo tronco. Los “San”, tienen la pecualiaridad de contener entre sus rasgos, por ejemplo, todos los diferentes rasgos de las razas humanas que conocemos como tales.
En definitiva, lo que nos ha dado la capacidad de progresar, de llegar a lo que somos y como nos reconocemos hoy en día, no es más que la creatividad. La imaginación puesta al servicio de ella.
El cerebro solo no habría bastado. ¿Qué cosa puede una central eléctrica sin el producto que le abastece y el desarrollo que a la vez consume esa producción? En definitiva, hay algo tras la central eléctrica que es el cerebro. Y hay algo después que consume y alarga en creatividad el proceso para hacernos humanos. Por eso, sin ese volcán, sin ese cambio esencial, los hombres habrían terminado desapareciendo, como lo hizo el homo erectus, o el austrolopithecus, que sí, usaron el cerebro, o lo desarrollaron al erguirse. Pero eso no les bastó. LO QUE NOS HACE HUMANOS, NO ES EL CEREBRO, SINO LA CREATIVIDAD. A desarrollarla para ser más humanos.