sábado, marzo 04, 2006

BIOETICA

Corría el año 1984, cuando comencé a leer cosas sobre Bioética, en las que se avisaba ya en ese año, que la clonación humana no estaba lejos.. La Revista Communio, dedicaba uno de sus números a tratar de Biología y Moral, temas que hoy es normal plantearse, sobre todo, cuando los políticos, incuso los que dicen no estar de acuerdo, nos han plantado una ley, muy pero que muy discutible desde el punto de vista ético. No sé hasta qué punto los científicos han tenido que ver en este tema; lo que sí tengo claro es que es una decisión muy arriesgada cara al futuro.
Se comienzan a conocer términos como eugénesis, mucho más profundo que el de eutanasia, que tan bien nos han vendido desde distintos ámbitos y que abre (mejor, cierra) puertas al hombre, que posiblemente, tarde o temprano harán que cambien conceptos e ideas. Más tarde, o más temprano, también, cambiarán la praxis.
Lo preocupante es hasta qué punto se abandona el concepto de individualidad del ser humano, animado y espiritualizado (en sentido de inteligencia y afecto, no religioso), para pasar a un concepto del individuo como número, artefacto mecánico y sin previsión de otra cosa que no sea consumir y obedecer. O sea, 1984 de Orwell, llevado a la práctica.
Probablemente esto sea difícil de entender en nuestro mundo de relaciones pequeñas, familiares, de boca a boca, donde nos conocemos y reconocemos. Pero piense en la cantidad de números que usted tiene que retener porque lo identifican y aportan a muchos organismos oficiales y no, datos increíbles sobre su persona. Pues eso va a pasar, está pasando con el ser humano. Y que no nos vengan con el cuento de la salud, de nuestro bienestar y de otras milongas que cualquier boca-suelta larga para conseguir poder, dinero u otro interés, siempre espurio. El manejo biológico de los seres humanos, no tiene mayor interés que el dinero. Lo disfrazan de falsa piedad, pero es dinero y poder. Algún imbécil lo hace por curiosidad, pero ya dijo un famoso ministro, aquello de “los experimentos en casa y con gaseosa”. De tal manera es escandaloso, que cuando a la ministra de sanidad le comentaron algo de los estudios sobre células madres, que se estaban realizando con cordones umbilicales procedentes de partos (material que es inservible si no es para este estudio) en un instituto valenciano, ella ponía cara y voz de asco ... Pero preparaba una ley en la que se manejan embriones, luego fetos y luego partes de seres humanos. No es una invención. Si digo partes, es porque no se tratará al ser humano como un fin en sí mismo, sino como un ser “para ...” que nos sirva, o sirva a alguien. Y eso por cojones, porque no pueden elegir. No hay voluntad. Más todavía, se niega la voluntad, la libertad.
Decía un pensador, “dame ideas que a los diez años vendrán los cañones”. Pues eso, la idea (la ley), teñida de buena voluntad y piedad, dará pasos a la práctica más antihumana que el hombre haya realizado nunca jamás. Pero el hombre terminará pagándolo, porque tal como se dice en la película Parque Jurásico, “la vida siempre se abre camino”, y no se cómo no hemos aprendido todavía lo jodido y lo peligroso que es molestar a la naturaleza.
Tampoco es futuro ya. Es hoy. No sé en qué medida me afectará, pero lo hará en aquellos que vienen tras nosotros y no creo que valga la táctica del avestruz. No sé hasta que punto se ha iniciado siquiera un mínimo debate social. Ni siquiera se ha informado convenientemente del alcance de la ley. Probablemente, esta sea la primera información que usted tiene de la Ley de Reproducción Humana Asistida. Solo uno de nuestros representantes votó en contra, Eugenio Nasarre. Lo pongo por ser el único nada políticamente correcto y sí consecuente consigo.

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